El vitraux en el campo del arte
Es
común relacionar el origen de los vitraux artísticos con los siglos XI,
XII y XIII, que formaron parte de un período de gran esplendor y
desarrollo en la arquitectura. La construcción de las grandes
catedrales de la época, con la producción de una inmensa cantidad de
vidrieras, todavía generan admiración en el mundo.
Pero
se sabe ahora que el vitral o vitraux no nace en el momento de la
construcción de esas magníficas construcciones. En ellas se desarrolla
y llega a su máximo esplendor. Textos de la época y restos de vitraux
encontrados nos dicen que su origen se encuentra vinculado al impulso
artístico de las artes suntuarias.
Se
ha encontrado en Sery-les-Mezieres (Francia) una pieza de pequeñas
dimensiones —que al parecer formó parte de un relicario del siglo ix—
realizada con piezas de vidrio unidas con plomo. En ella se ve una cruz
con adornos vegetales en los bordes. Este trabajo prueba la utilización
y conocimiento de técnicas que nos resultan conocidas posteriormente.
Otra
referencia a los vitraux y en especial a la utilización del plomo como
unión, las hace Màle, refiriéndose a los milagros de San Benito, donde
relata que en los últimos años del siglo x se incendió la iglesia de
Fleury-Sur-Loire (Francia), temiéndose que los plomos de las vidrieras
se fundieran. Todo hace pensar que ha sido en el Renacimiento
carolingio donde se realizaron los primeros vitraux. Podemos tomar a
este período como punto de partida del posterior esplendor que
mencionamos.
En
Alemania y Francia se conservan trabajos correspondientes a mediados
del siglo xi y principios del xii. Estos vitraux tienen la
reminiscencia del majestuoso arte religioso bizantino, de Turquía. La
técnica del vidrio pintado se desarrolla más tarde, en el siglo xiii,
en los países del norte, especialmente en Francia.
La
Edad Media es el período de mayor auge de los vitraux. Se los utilizó
fundamentalmente en las iglesias y a veces en otro tipo de
construcciones.
En
el Renacimiento (s. xv y xvi) se acentuó esta última tendencia menos
eclesiástica. Con el Romanticismo (s. xix), la técnica y el oficio
fueron redescubiertos para beneficio de los artistas modernos.
Pero
su resurgimiento se produce en el siglo xx. En 1895 se expusieron en
París vitrales con diseños de algunos de los más importantes pintores
del siglo. Se iniciaba así una relación entre los artistas plásticos y
los vidrieros vitralistas, que se transmitirían a las generaciones
posteriores, influyendo en la transformación de las técnicas y el
sentido de la evolución del vitral.
Hoy
muchos pintores desarrollan proyectos de vitraux, y en algunos casos
también los ejecutan, pero esta interacción entre artistas
pertenecientes a distintas disciplinas posibilitó el crecimiento y el
enriquecimiento de los criterios formales, como también de los
hallazgos técnicos posteriores. Por supuesto, reconociendo las
comprensibles pérdidas del oficio en una crisis de crecimiento e
interacción.
Esta
transformación se aprecia en el Art Nouveau, tan importante en la
evolución del vitraux. A partir de ese momento las obras se apartan de
las corrientes historicistas de las que participaban en la época, para
unirse a las visibles corrientes renovadoras que surgían en el campo
del arte.
En
el siglo XX se amplía el uso de materiales, como resinas sintéticas,
pigmentos, cemento, otros metales, etc. Es importante destacar que en
este siglo también se produce el mayor desarrollo tecnológico en la
producción de vidrios y otros materiales.
Desde
el punto de vista formal, el plomo abandona su viejo rol estructural
para convertirse en línea. El dominio de la técnica de la pintura sobre
vidrio da lugar a colores y valores que se articulan, formando
revolucionarias composiciones o descomposiciones. En algunos casos se
abandona el clásico claroscuro al servicio de la figuración, en otros
pasa a cumplir un rol secundario. Además del color, se revalorizan
otros efectos visuales. Podemos ver entonces que las calidades, las
líneas, las texturas y las formas (a veces escultóricas), los colores y
los valores son reivindicados desde un punto de vista formal y
utilizadas como medio de expresión con una libertad igual a la que se
les da en algunos ámbitos del campo del arte, como el dibujo y la
pintura. Podemos decir que participa y se conmueve en la transformación
que se produce en el siglo XX.
En
este mismo ámbito democratizado desde el punto de vista formal, dentro
de un clima de cambio, la antigua técnica de la grisalla (en francés grisaille) aún sigue despertando un interés especial.
Resumiendo,
en el campo del arte el vitraux se libera, obteniendo un espacio propio
como la pintura, el dibujo y otras expresiones artísticas. Es desde
este espacio, el de su propio crecimiento, donde aporta obras con
mayores posibilidades creativas, tal vez recordando su origen como arte
relicario, su propia infancia.
Juan Ramón González
Arte vitraux
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